martes, 30 de septiembre de 2014

Recuerdos

A pocos días me pregunto, ¿podré hablarte desde mi nuevo número? ¿podré tener contigo una conversación normal? ¿podré recuperar el tiempo perdido? ¿podré arreglar desde tan lejos? ¿realmente servirá de algo?

Demasiadas preguntas sin respuesta...

Algunas las iré adquiriendo en el camino, otras se pudrirán en tu boca, y quizás logres olvidar las preguntas en bocas ajenas. No hay dos mentes iguales, jamás lo olvides, como tampoco hay dos oportunidades iguales. Estoy seguro que si no se arregla hoy, lo que arreglemos mañana no será igual que lo que podría haber sido hoy.

Quizás no vuelvo, y si vuelvo, quizás no estés tu, o simplemente no queramos recibirnos, voto por el acuerdo mutuo, por el tratado de paz, estoy en contra de más guerras, y de mas niebla que cruzar. Quédate en tu hielo si el frío es lo que deseas, yo deseo destemplarte y contemplarte bien real, no quiero mas ropajes que tus cabellos sobre tus hombros relajados, no quiero mas miradas a través de un cristal, no quiero volver a tener que sonreír ante una pantalla, que nada puede mostrarte.

Llevo semanas cansado, con la idea de rendirme en la mente, ya he aceptado no hacerlo hasta que los daños sean incalculables, hasta que el dolor sea desmesurable, armado de todo menos de valor, cargado de sueños, que andan tirados sobre el hielo. Con ganas de todo y a la vez de nada, aguardando el momento de mi marcha.

Ilusiones rotas, caminos separados, destinos parecidos... todo en un mismo mundo.

En nada estaré despertando tal y como quiero, y viviendo tal y como quiero, tendré el número que me plazca, y mi disponibilidad dependerá exclusivamente de mi mismo. No tendré que ocultar quien soy, ni como soy, vestiré como quiero, haré lo que mas quiero, y como yo quiero. 

Tendré pircings, tatuajes, mala imagen, seguiré siendo ese que a tu hermana no le gusta, ¿no? Quizás peor, pero a fin de cuentas pasará el tiempo, quizás haya esperado yo demasiado de ti, esperando que antes de irme vuelva a verte y despedirme de ti. Quizás no hayamos despedido ya, pero en tal caso, ya te dije, nos volveremos a ver, y habrá pasado el inexorable paso del tiempo sobre nosotros, quizás mi aspecto cambie, quizás mis formas también, quizás la que cambies seas tu, o no, quizás cambiemos ambos, ¿no?

De igual modo nada volverá a ser lo mismo, y quien sabe, quizás sea aun mejor, pero algo me dice que ya llego tarde a un asunto pendiente contigo. Y me jode bastante, me siento incompleto y no me gusta.

Y es que, aun escribiendo todas estas letras de mi propia sangre, me siguen quedando fuerzas no sé cómo, para decirte que te quiero, aún, a día de hoy. Y duele.


Ay.... no sabes cuanto duele. ¿Cómo estas? Supongo que bien... o no, no tengo cómo saberlo, y es rastrero por tu parte, tu, que sabes por donde cogerme, solo tienes que leer unas lineas para saber que sigo ahí, al otro lado del muro... pero ¿y yo? Quizás hayas volado por encima de mi, para visitar otro castillo, de alguien mas a la altura de una reina como tu. Alguien con más clase, menos grosero, y más independiente, más como tu, pero con muchas ganas de follarte, y quizás con ninguna gana de escucharte, mientras yo, sigo aquí, con ganas de escuchar cuanto tengas que decir, con una mente que ya casi ni parece mía, y con una vida que casi no puedo ni creer. ¿Follarte? Bah, prefiero hacerte disfrutar hasta el punto de hacer que los vecinos aplaudan al final.

Hay cosas que solo te pertenecen a ti, y cosas que, aun habiendo pertenecido a otras y a mi, te pertenecieron en el mismo momento en el que posaste una mano sobre ellas. 

Esta es otra de mis tantas entradas, que como siempre, van destinadas hacia ti, que de algún modo me contemplas, sin decir nada. Que donde quieras que estés, si sigues leyendo esto, sabré que una parte de ti, seguirá enamorada de mi, y volveré a buscarla, donde quiera que vaya y se esconda.

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