¿Que esperabas que las estrellas bajaran, se pusieran a la altura de tu cara y asi las contemplaras? Lo mas cierto es que sueňas despierto, las personas con los pies en el suelo, y las estrellas en el cielo.
No hay mas, prefiero hacer creer ki gran fortuna a todos, para asi evitar el disfrute de mis enemigos en mi derrota. Soy un derrotado afortunado, afortunado por tener lo que aun tengo, derrotado por perder la pieza que completa mi vida: Tú.
Tu, que como yo, sumida en la oscuridad me contemplas, tu, aquella luz, aquel faro de alejandría. Tu, que tenias el don, de purgar mis envenenadas espinas, tu, que cruzabas mi fuego sin ni siquiera quemarte. Tu, que te llevaste mi hacha de guerra y me devolviste el norte. Tu, que me hiciste encontrar pequeňos atisbos de luz, en mi eterna noche.
Yo, aquel ser sumido en la oscuridad alejado de todo hombre. Aquel que cuya sonrisa jamás fue borrada, y aun sigue tatuada en mi cara, yo, cuyos músculos entumecidos por el frio, sigo creyendo en ti, yo, que te busco en el silencio de la noche, y en cada una de las caladas que le doy a este porro que me nubla la mente. Ni todo el humo del mundo, podrá nublar de mi mente, tu sonrisa dibujada, en el rostro mas hermoso, que durmió sobre mi pecho, ni todas las tentaciones sucias, podrán hacerme olvidar, cada una de esas noches turbias, por el vapor de nuestro jadeante sudor.
No existen labios como los tuyos, y no pretendo buscar unos iguales, voy a venerarlos, cual lacayo venera a su dios. Voy hacer del amor que te profeso, mi religión. De cada suspiro por ti, una oda. De cada recuerdo hacia ti, un tatuaje. Beso el camino en el que me dejaste, porque aun conserva el aroma de tus pies, esos pies que me daban la bienvenida cada noche, cada tarde, al mismisimo edén. Voy a llevar mi penitencia por dentro, ahogando mis penas en humo, como mal pirata que soy, tire todas mis botellas por la borda, me cansé de abrazar el mástil, pensando que eran las maravillosas curvas de tus caderas.
He buceado hasta en las cloacas, y no estabas alli, todo lo que busqué en ti, no esta ni dentro de mi, crucificarme es todo lo que busco, para saciar mi alma de moribundo. Tu, que eras toda la riqueza de mi barco, tu, que eras la insignia de mi bandera, tu, que hacias de cada noche un cuento, tu, que diste viento a mis velas. ¿Donde estas? Te noto lejos y a la vez cerca, creo poder vislumbrar dudas, y quizas reparo... No se, aun tengo la vista cansada, de tantas noches en vela, esperando una seňal, que nunca llega...
No hay comentarios:
Publicar un comentario