Un gracias que abre todas mis heridas, y hacen salir de mi, cual ebullición, un torrente de emociones frescas que nunca quise guardarme, el sol parece a veces que vuelve a brillar, pero se esconde tímido en el nublado mar. Estoy de un loco, que ni yo mismo noto todo cuanto toco, he destruido cuentos de hadas, los he visto arder ante mis ojos, y no he podido apagarlos ni arreglarlos. Carezco de ese poder, de esa omnipotencia de la que hago gala.
No soy el dios que quiero hacer ver, ni tampoco el ser despreciable que quise ser en el pasado, no guardo rencor a mi familia, ni tengo el odio que me corroe tras dos décadas. He olvidado ya quien fui, y estoy siendo plenamente consciente de quien soy, ahora solo me queda avanzar, miro atrás de vez en cuando, para prevenir que nadie me siga.
Soy el barco fantasma que todos temen, el oscuro y llameante barco en el que tu subiste sin miedo alguno, y del cual te adueñaste sin yo hacer nada. Te doy las gracias por romper la maldición, te doy las gracias con una mano donde debería de estar mi corazón, te di mi corazón con un propósito, ahora parto en busca de descubrir que plan tiene para nosotros el destino, y si me convence, lanzarme al vacío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario