sábado, 4 de octubre de 2014

Y resurgir.

De la ceguera, del odio, del cansancio, el fumazo, mis porrazos, mis caídas y venidas, vuelvo al barco, quemo barcos, busco el barco en que navegas, busco ya incinerarlo, ¿es de acero? Lo derrito, fundo sueños y destruyo mitos. Fijo que oigo ya los gritos de todos tus subordinados, saben de mi persona, saben como ya las gasto, lo último que tu verás es el brillo de mi fuego, la sonrisa bien burlona, piensa que no hay sombra que te cobije de mi sol, voy abrasando tierras, evaporando mares y acumulando galaxias dentro de mi.

Soy la estrella, soy el faro, soy la oscuridad que temes tanto, estoy mas bien colocado, busco el ron mas bien barato. Como y duermo a reventar, follo a pelo cual deidad, ¿queréis hablar de divinidad? He vuelto a pactar con Satán, ahora el fuego vuelve a arder, ya la mecha se acabo, empieza la era de los cambios, romper el mástil e ir a la deriva buscando el barco perfecto, buscando a la reina de los mares, mi Némesis, mi Calypso, que se adueñen de mis sabanas, que hagan arder mis llamas, y que todo el mundo huela el humo de los cadáveres de quienes se interpongan en mi rumbo.

¿Destino? Soy un tahúr, juego con posibilidades, en unos días aquí, en otros allí, lo mismo estoy en tu bar, comiendo a rebosar con mis putos camaradas, que quien sabe, podría estar rondando por Triana o por plaza de jerez, que Inglaterra sirviendo copas de aguardiente. Quien sabe, ¿acaso alguien puede entender los designios o la voluntad de un dios?

¿Qué? Me he marchado sin rechistar, ¿esperabas que te echara algo en cara? Eso nunca, recuerda mi sonrisa burlona y la puta fecha, no lo olvides. Los piratas vienen y van, según el viento que sople. Estoy pensando en voz alta, mientras mis acciones hacen ruido, mucho ruido, como el rugir de las olas cuando está al caer la tormenta, llegarán mis subordinados antes que yo su capitán, destrozaremos palmo a palmo barcos a lo largo del ancho mar, y volveremos a tu taberna a beber después de fumar mucho hash.

Los sueños, dicen que sueños son, que no los persigas, dicen que la era de los piratas murió, pero yo creo fervientemente en la voluntad de las personas, aun viven y quedan muchos soñadores, y mientras haya mar, un barco y un capitán, no hay porque temer, los suburbios del mar. Los días nublados brillan mas, es cuando mas noto tu ausencia como vicecapitana. A veces tengo que entrenar a solas ya la espalda, la tensión se me acumula, y revuelve el chakra, ardo mientras contemplo el imponente y solitario horizonte, no estas y ya toda la tripulación nota mi crispación. Están todos muertos.

He decidido abandonar la travesía y viajar a pie por la misma vida, tengo mil collares que me protegen del frió, seis anillos con fechas de caducidad, pulseras que cantan conmigo, pendientes de los que cuelgan recuerdos, cicatrices que reflejan mi lucha. Dolor, dolor grave en el pecho, punzante pinchazo en mi cerebro, ¿desde cuando? Me falto por preguntar, no lo sabré ni quiero saberlo.

El silencio será el nuevo hechizo que me haga surgir de entre mis cenizas, dejo mi bandera negra clavada en este muro. Algún dia, no muy lejano, volveré a por ella, y por mis pertenencias, arderá el muro si no veo una puerta por la cual salgas a recibirme. Arderá el planeta, ante la nueva ira renovada, sucumbirán los débiles, y espero que tu estés en primera línea dándome la guerra que necesito.

Otra vez he despertado confundido...

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