jueves, 6 de septiembre de 2012

Odio trascendental.

Quizás irradiado con antipatía, quizás sin motivo pero está ahí, sabes que está en lo mas profundo de tu ser, allí en lo mas recóndito que nunca quisiste explorar de ti mismo aquel sitio que se abre cuando menos lo esperas y estalla cual la furia de un volcán.

Ese odio mezclado con la envidia y los celos, un cóctel imposible de eliminar, es tremendo el poder de lo negativo y oscuro, aquel lado por el cual lo llaman "el camino fácil", ese sitio atrayente que te saca lo peor de ti en las peores o mejores ocasiones, sentimientos imposibles de domar, guiados por su propia ansia destructiva, ajenos a la razón del corazón. Un lugar de pesadilla donde nunca se concilia el sueño.

Ese sitio donde me encuentro ahora, en la encrucijada de la venganza, en esa fina y sangrienta espada de acero teñido de sombras, donde el más leve movimiento perece bajo su justa indemencia, el cual destruye todos aquellos perseguidos, esa leve luz que iluminaba hasta el mas mínimo detalle de mi vida, ese lugar donde las letras fluyen a través de mi sangre y son expulsadas por el bolígrafo de mi mano. Un punto, pausa, piensas ¿que existe? Nada. Solo andar por las calles mojadas a las 3 de la mañana, sin hacer parada, yo con mi camisa mojada y tu con tu bella cara empapada por todas esas lagrimas que hice salir de esos dos luceros que tienes por ojos, ¿por qué yo?, ¿por qué aquel día? ¿por qué aquel momento compartido donde no había nada salvo tu y yo, dos fugitivos de la tristeza, huyendo de este mundo plagado de mentiras y discordia, dije que jamás permitiría tu marcha y así lo hice, ahora en este "camino fácil" me dirijo a un futuro incierto, un sitio jamás pisado quizás el fin del mundo, "mientras haya ron", dice una vocecita en mi cabeza. Siempre igual, mantenido por un futuro de cuya certeza sé, que es la misma para ambos, la muerte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario