Te maldigo, dueña de mis insomnios, de mis pesares y quejas de la vida. Por ti muero lentamente por cada gota de sangra que permites que sea derramada, por ti he matado y mataré a todos cuantos maten y hagan del sufrir su deber. A ti te odio empatía, lo tuyo no es dar a conocer, sino conocimiento puro y duro, como el deber.
La agonía que produces en mi, este dolor que congela mis entrañas y las hace añicos, ay, no se lo deseo ni al mas letal de mis enemigos.
Vientos necesito, que calmen mis tensos músculos, agua, necesito que me limpies por dentro, de todo cuanto he visto. No hay mayor dolor, que el ajeno, y por esa sensacion, ni muero ni mato. Es tal dolor, que ni fuerzas te deja para seguir, pero aquí sigo, luchando contra la naturaleza, haciendo uso de mi voluntad, lo que mas quiero, es que se cure mi deidad. Mi divina señora de luz, no sufras mas, que si el frio padeces, mi llamas disiparan, que si el calor te agobia mis llamas por ti se desvanecen. Dama de luz, aguarda, que pronto brillaras mas que mi eterno infierno.
Te quiero, te amo, mi dama de luz.
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